jueves, 30 de septiembre de 2010

La investigación en torno a la basílica de Marialba se centrará en todos los restos humanos

La excavación realizada el año pasado en el yacimiento de la basílica de Marialba (León) permitió recuperar un vasto repertorio de material arqueológico. El tesoro lo configuran más de 3.400 fragmentos de cerámica, cerca de 2.500 materiales no cerámicos (metal, vidrio, azabache, monedas o decoración, por ejemplo) y, especialmente, restos de 282 individuos procedentes de 237 enterramientos en el templo paleocristiano o sus proximidades. Estas piezas óseas están llamadas a jugar un papel importante para esclarecer el pasado de la iglesia, cuyos restos más antiguos corresponden al siglo IV. Según anunció Zoa Escudero, arqueóloga de la Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y León, "en los próximos meses se procederá a una analítica de estos restos humanos".

El número de enterramientos parece responder a la naturaleza propia del templo. Gran parte de los templos cristianos del tránsito de la Antigüedad a la Edad Media (siglos IV y V) que han llegado hasta la actualidad corresponden a construcciones funerarias. En el Imperio Romano se prohibían las inhumaciones en las ciudades, por lo que los primeros cristianos construyeron sus basílicas cementeriales en las afueras. Marialba se encuentra a unos 13 kilómetros de la actual León, en la ruta que comunicaba Legio VII con Lancia.

El informe arqueológico elaborado por los investigadores que trabajaron en 2009 en el yacimiento apunta en esta misma línea. El edificio tenía uso religioso y funerario desde sus primeros momentos. En el lugar se han encontrado dos tumbas tardorromanas. "Estos dos enterramientos alumbra la posibilidad de una nueva área de cementerio de esta época", apunta un resumen del informe, recogido por Dicyt.

Una de las novedades que aporta esta última excavación es la amplitud del yacimiento. Su extensión es mayor a la intuida hasta ahora, de hasta un kilómetro al norte de la basílica. "El complejo es más grande de lo pensado hasta ahora, y pudo contener una aldea o una explotación agropecuaria", indica Zoa Escudero. Pero se tienen pocos datos de esa hipotética población. "Sólo se conoce la existencia de la basílica, pero no sabemos que nos podemos encontrar". Con el fin de investigar el terreno adyacente al templo, los arqueólogos emprenderán una prospección geofísica de la superficie. Esta labor se emprenderá también a corto plazo, paralela a la analítica de los restos humanos.

En todo caso, el material recogido proporcionará a los científicos muchas horas de trabajo. "Se suele considerar que un mes de trabajo de campo equivale a un año de laboratorio, y aquí estamos hablando de bastantes años para realizar investigaciones, pero habrá que tener en cuenta la financiación", señala Zoa Escudero. Por este motivo, la arqueóloga indica que 2011 será "un año clave para conocer el futuro del yacimiento".

Edificio monumental
Que la basílica de Marialba era un edificio de dimensiones extraordinarias era algo que se sabía desde la primera excavación realizada en la zona, por parte del Instituto Arqueológico Alemán de Madrid fundado por Helmut Schlunk, en 1967. El profesor de la Universidad Autónoma de Madrid Artemio Manuel Martínez Tejera estima que en su ensayo Arquitectura cristiana en Hispania durante la Antigüedad tardía (siglos IV-VIII). que templo estaba formado por una nave rectangular de 23'44 por 13'60 metros con un ábside situado al sudeste en forma de herradura, tanto exterior como interiormente, de 9'55 metros de diámetro. Aún quedan en pie los muros de la nave (de un metro de altura) y del ábside (de dos), parte de un recinto declarado Bien de Interés Cultural. El trabajo arqueológico reciente reafirma esta tesis: "Era una construcción muy ambiciosa, exenta, muy visible a una gran distancia".

La investigación ha permitido además conocer algunos detalles de la construcción. Sus cimientos eran inusuales: de dos metros de ancho, como los de las murallas romanas de León y Astorga. Además, para levantar el templo, se emplearon piezas de construcción de algún asentamiento militar próximo. Lo atestiguan fragmentos de tejas con sellos incompletos de la Legio VII Gemina. También se ha podido concretar que en siglo XIII el complejo religioso comenzó a desmantelarse, ya que restos de la propia basílica han aparecido en enterramientos de esa época.

Metodología
El trabajo científico llevado a cabo se ha basado en una metodología convencional de "naturaleza arqueológica", explica Escudero. Esto es, ha incorporado técnicas estatigráficas, revisión de visu de los materiales encontrados, planimetría y topografía del lugar. Como en otros yacimientos, los arqueólogos fueron eliminando capas del terreno de forma ordenada, registrando todo lo que se encontraban.

En los estratos más profundos encontraron los materiales más antiguos. Esta acción tuvo una peculiaridad. Como en 1967 se intervino en el yacimiento, el terreno no era virgen, por lo que se incrementaba la dificultad de las operaciones. En estos momentos, la basílica se ha vuelto a cubrir con capas de metal y tierra y su perímetro está vallado.

El trabajo de la Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y León, constituida por las seis cajas de ahorro de la comunidad autónoma y la Junta, persigue, además de mejorar el conocimiento del templo paleocristiano, adecuar el entorno para hacer posible visitas y crear un aula de interpretación de la primitiva iglesia.

Fuente: LN
Fecha: 07/09/2010

No hay comentarios: